¿Vacaciones ó meditaciones?.

¡¡¡Volví!!!, de vacaciones y a mis letras en el blog. Gracias y disculpas a los que me incentivaron estérilmente a dejar algunos post por acá, por que tenían toda la razón, harto botado tuve a mi humilde blog, fíjense que al tercer o cuarto intento –y con una docena de chuchás entremedio- logré achuntarle al mentado password.

Así puedo contarle que de seguro que mi arribo a la capital minera del mundo (JA ja) fue con unos kilitos de mas, onda que mi vieja me metía una cuchara con comida hasta cuando bostezaba y de hacer deporte ni hablar, entre tanto asado la única y máxima capacidad física de alta performance que lograba desplegar era tirar la cadena del baño.

Sin embargo, necesitaba estas vagaciones, extrañaba la cazuela y la empanada, cual futbolista chilensis asentado en el Viejo Continente, necesitaba respirar menta y poleo del jardín de alguna abuelita, recorrer la cuadra inicial de la feria de Cauquenes, esa donde se estacionan muchos camiones llenos de melones y sandías, con ese perfume que abre el lívido para hincarle lujuriosamente la cuchara a un carnoso melón y mezclarlo con harina o cerelac (a la mierrrrrrda la dieta).

Y sinceramente e impensadamente para mi, necesitaba encontrarle un nuevo foco a mi vida, si, por que a causa que el ramo que reprobé en verano se me trastocaron los sueños y los planes para tomarlos – y de paso me tumbó como tres días en la cama mirando el techo-. No admito una vida concebida como un día a día, necesito de sueños realizables, que me hagan levantarme con un por que, necesito de pequeñas cosas que hacer y conquistar, sucesiva y constantemente, pero que en suma sean mas que ellas y construyan esos sueños. En fin, cual Luke Skywalker corrí riesgo de ser seducido por el lado oscuro, pero el cariño de la familia y Magali me trajeron al lado de la fuerza.

Que la fuerza los acompañe este año.